miércoles, 8 de junio de 2016

LEYENDAS TRADICIONALES COREANAS




LEYENDAS 

COREANAS



KUMIHO.-
kumiho significa zorro de nueve colas en coreano y son criaturas de gran inteligencia que son capaces de adoptar forma humana. 

Físicamente, los kumiho sobresalen por su cantidad de colas, que llegan a tener hasta nueve colas.Generalmente, un gran número de colas indica a un zorro más longevo y más poderoso; de hecho, algunas narraciones populares mencionan que un zorro tendrá colas adicionales cuando haya alcanzado los mil años. 

A la vez que el kumiho se hace mayor, sus poderes aumentan y con ello sus habilidades mágicas. Por ello cuando llegan a la edad de 100 años pueden adquirir la forma humana, generalmente suele ser una mujer joven y de gran belleza. 

Los kumiho tienen el poder de poseer a los humanos. Eso lo hace muy peligrosos. La víctima es principalmente una mujer joven, en la que el zorro entra debajo de sus uñas o a través de sus senos para alimentarse de su energía vital y hacerse mas fuerte. 


La leyenda de Tan'gun
                                                                  
El Wei Shu cuenta que 2.000 años atrás, en los tiempos del emperador Yao, Tangun Wanggôm 
eligió 
Asadal  como su capital y fundó el Estado de Chos&circom. Antiguos registros dicen que en el
 pasado,Hwanung, hijo de Hwanin, deseó descender del cielo  y vivir entre los seres humanos. 
Su padre Hwanin, pasó las tres montañas más altas y fundó en el Monte de T´aebaek el lugar 
ideal para que su hijo se asentara y ayudara, desde allí, a los hombres. Entonces, le entregó a 
Hwanung tres focas celestiales y lo envió a gobernar a la gente. Hwanung descendió con tres 
mil seguidores hasta el altar sagrado, ubicado bajo un árbol sobre el monte T´aebaek y llamó 
al lugar la ciudad de Dios. Hwanung era el Rey de los cielos: lideraba al Conde del Viento, al 
Maestro de la Lluvia y al de las Nubes también. Tomó a su cargo 360 áreas de responsabilidad, 
dentro de las que se cuentan: el arte de la agricultura, la enfermedad, los ciclos de vida, 
el castigo, el bien y el mal, así como la cultura que le llevó a su pueblo. En ese momento, un 
oso y un tigre que vivían en la misma cueva le rezaron al Santo Hwanung para que los 
transformara en seres humanos. Les entregó un puñado de artemisa y veinte ristras de ajo y 
pronunció: “Si comen esto y evitan el sol por 100 días, asumirán la forma humana.” Luego de 
21 días el oso cobró la forma de una mujer. El tigre, sin embargo, incapaz de respetar la 
prohibición, salió al sol con hambre y conservó su felinidad. La mujer desnuda, como no
encontraba a un esposo, rezó en el altar bajo el árbol para que le fuera concedido un niño.
Hwanung, metamorfoseado,se acostó con ella y de la unión, Tangun Wanggôm fue engendrado. 

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